Desde mi anónima galera
de sueños y quimeras que
tanto te inquieta,
como un límpido manantial
en un erial yermo,
emerge mi candente verbo,
de la profundidad de mis
sueños,
tratando de despertar
el vendaval austero de tus
paganas caricias y besos,
y solo tú sombra como
lápida mustia,
se posa al filo del
silencio
y me habla del recuerdo
hasta desatar la tiara del
mar de lágrimas,
vives en mí, vives ya en
otra madre tierra
porque me sueñas me vives,
me recuerdas,
y porque llevas atadas a
tus pupilas
cadenas más tristes que
las mías,
y no hace falta que
proclames tu nombre
y proclame que existes,
y aun que no te guste mi
nombre,
ya vives en mí,
con el sabor a tierra
irrenunciable,
como vive la muerte,
y sabes, ¡dueles!,
porque duele el amor y
duele la muerte
y siento que algo de
mi muere cada día y duele,
aún que nunca se aprende a
morir en esta vida,
y aún así me siento dueña
de los días venideros,
aunque me quede el
reproche de mis lágrimas
que juzgan lo que mi
corazón siente.
Y Tú ya vives en mí,
aunque no te guste mi
nombre.
De Akantha para FC
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