sábado, 21 de marzo de 2015

Su corazón un témpano de hielo




Dices que sabes que la alondra vuela
en otros confines, y aunque de vez en vez,
el gorrión le envía un suspiro
surgido de la nostalgia.

Prefiere estar libre, libre como el viento,
a permanecer en la jaula de sus emociones seductoras,
porque los versos de la alondra seducen
pero a su tiempo atrapan
y a la libertad condenan.

No, no supiste procesar y comprender que para mí
la libertad no tienen precio
para mí la libertad es el estandarte
que enarbola mi exánime existencia,
y yo te quería libre, libre como el viento,

Te quería, corriendo como un río alborotado sin destino.
No te juzgo, quien soy yo para eso,
Pero el temor te ha atado y subyugado con cadenas a la tierra,
Otra es la libertad de los que aman sin prejuicio
no te diste cuenta que mi corazón era la plegaria
en el oráculo tardío de tu vida

Era una blanca alondra que aleteaba en tu ventana
e ingresaba a cobijarse en tu pecho
en cada amanecer era una sorpresa nueva
y te iba confesando una a uno sus secretos
no te diste cuenta que era el fuego eterno
que se iba instalado en tu lecho

Mientras tú dormías como un espíritu en tormento
ella besaba cada espacio de tu cuerpo  en un gimiente ruego
y tenía tiempo, todo su tiempo para darte
para ingresar en  tus sueños,
pero tu miedo no te permitió ser libre  ni para escoger
los barrotes de tu encierro, porque esa libertad es una condena

Y la dejaste volar herida sumida en el nostalgia
y en el quebranto, y tú sabías el dolor que le aquejaba
había recorrido la noche más obscura de la tristeza extrema
y aún tenía sus alas rotas y  no tuviste compasión, 
si bien sabes que las aves vuelan cuando tienen frio.
Y la dejaste volar por que tu corazón fue un tempano de hielo


No hay comentarios:

Publicar un comentario